miércoles, 20 de noviembre de 2013

2013, año de la revelación.


2013, año de la revelación.

 
El próximo 24 de noviembre termina lo que los cristianos han querido denominar “AÑO DE LA FE 2012-2013”; estrafalario año de 411 días, comprendidos entre el 11 de octubre de 2012 y el 24 de noviembre del presente. Y este bloc solamente ha pretendido ser una especie de antídoto ante una inusual, descomedida y absurda tentativa de agitar a una sociedad, demasiado cansada ya de toda índole de fraudes, como para venir ahora removiendo con pestilencia un vómito que, a siglo XXI, todos creíamos obsoleto.
Un año de la fe que nos ha pillado un poco creciditos como para seguir insistiendo en esas fábulas ingeniosamente tramadas, que ya nos comentaba Pedro en su epístola segunda, y que difícilmente puedan seguir asustando a nadie: “Os dimos la enseñanza acerca del poder y el regreso de nuestro Señor Jesucristo, no basándonos en fábulas ingeniosamente tramadas, sino tras haber  contemplado su grandeza con nuestros propios ojos.” (2 Pedro, 1:16) El miedo, pues, ha dejado de ser la mejor opción para educar a una sociedad que ya no se asusta de nada.  Y, parafraseando a Pablo, diríamos que “Mientras el heredero es niño, no se diferencia en nada de un esclavo de la familia, aunque en realidad sea el dueño de todo. Hay personas que cuidan de él y que se encargan de sus asuntos hasta el tiempo señalado por el padre. Lo mismo pasa con nosotros: durante nuestra niñez, estábamos, por así decirlo, sometidos a los poderes que dominan este mundo. Pero cuando se cumplió el tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, sometido a la ley de Moisés, para dar libertad a los que estábamos bajo esa ley, para que Dios nos recibiera como a hijos. Y para mostrar que ya somos sus hijos, Dios envió el Espíritu de su Hijo a nuestro corazón; y el Espíritu grita: “¡Abbá! ¡Padre!”. Así pues, tú ya no eres esclavo, sino hijo de Dios; y por ser su hijo, es voluntad de Dios que seas también su heredero.” (Gálatas, 4:1-7)
Y la humanidad ha superado ya su niñez; al menos en occidente. La sociedad del siglo XXI tiene hambre y sed de conocimientos, y no de rituales surgidos del simple y llano desconocimiento; eso ya no convence a nadie. O peor aún: sólo puede convencer a los todavía nadie. Pues ya no se trata de una cuestión de fe, ni de mayor o menor espiritualidad, sino de estricta comprensión de lectura. O ¿de cuántas maneras pueden interpretarse estas palabras de Pablo?: “Dios nos resucitó juntamente con Cristo Jesús y nos hizo sentar con él en el cielo. Hizo esto para mostrar en los tiempos futuros el gran amor que nos profesa y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Pues por la bondad de Dios habéis recibido la salvación por medio de la fe. No es esto algo que vosotros mismos hayáis conseguido, sino que os lo ha dado Dios. No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de nada; pues Dios es quien nos ha hecho, quien nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, según lo que había dispuesto de antemano. (Efesios, 2:6-10)
¿Habla esto en favor de alguna religión: “No es esto algo que vosotros mismos hayáis conseguido” ni “es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede jactarse de nada?
Recordad las palabras de Pedro: “Esos maestros son como pozos sin agua, como nubes llevadas por el viento; están condenados a pasar la eternidad en la más negra oscuridad. Dicen cosas altisonantes y vacías, y con vicios y deseos humanos seducen a quienes a duras penas logran escapar de los que viven en el error. Les prometen libertad, siendo ellos mismos esclavos de corrupción, porque todo hombre es esclavo de aquel por quien se deja dominar.  Pues los que han conocido al Señor y Salvador Jesucristo, y han escapado así de las impurezas del mundo, si otra vez se dejan enredar y dominar por ellas, quedan peor que antes. Más les habría valido no conocer el camino recto que, después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. En ellos se ha cumplido la verdad de aquel dicho: “El perro vuelve a su vómito”, y de este otro: “La puerca recién bañada vuelve a revolcarse en el lodo.” (2 Pedro, 2:17-22)

Una vez más: sólo existe una explicación para que ellos puedan hablar en pasado de lo que a nosotros todavía nos depara el futuro: que ya hayan pasado por todo esto antes que nosotros, en una anterior generación de Hombres surgida de la Tierra. Como dice la Escritura: “Lo que fue, eso será, y lo que se hizo, eso se hará; no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Hay algo de que se pueda decir: Mira, esto es nuevo? Ya existía en los siglos que nos precedieron.” “Lo que es, ya ha sido, y lo que será, ya fue, y Dios busca lo que ha pasado.” (Eclesiastés, 1:9-10 y 3:15)

Después torné yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey, sino lo que ya ha sido hecho?” (Eclesiastés, 2:12)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario